26 oct 2023

El jardín como política de la esperanza

 

Jardines, paisaje y genio natural
Gilles Clément
Puente editores, 2021

El jardín no puede enseñarse. Es él el que enseña. Con este nítido mensaje arranca Gilles Clément este breve aunque intenso e interesante texto que transcribe la conferencia pronunciada por el jardinero y ensayista francés en 2011 en París como acto inagural del curso de creación artística del Collège de France.




Fiel a su agencia difusa entre el naturalismo, el paisajismo y la jardinería, Clément inicia su relato con tres definiciones significativas desde las que desvela su clara posición intelectual. Define la idea de paisaje como aquello que se encuentra por debajo del alcance de nuestra mirada, reconociendo que es una idea vinculada con la percepción. Habla de medio ambiente como aquello que intenta ofrecer una lectura objetiva de lo que nos rodea, aportando un punto de vista científico. Y describe la idea de jardín como aquel lugar intermedio que se propone como espacio de encuentro del ser humano con la naturaleza que nos incita a soñar. Es un recinto protector en el que la vida permite desprenderse de otras inquietudes existenciales.

Por su carácter de paisaje artificial, el jardín tiene implicaciones en los aspectos medioambientales, situando al ser humano en un lugar de responsabilidad ecológica. La escala del jardín, tal y como sugiere el autor, nos hace pensar en el carácter global de esta responsabilidad. El jardín (doméstico o territorial) no deja de ser un ecosistema emergente donde se mezclan energías externas e internas (exógenas y endógenas) que catalizan su propia evolución. El jardín es un elemento vivo cuya forma es una etapa transitoria de esa evolución. En este contexto Clément enuncia la idea del "genio natural", el poder de las especies animales y vegetales para regular de forma natural la propia evolución. Está promoviendo aquí una renuncia a lo que él considera la violencia de la formalización arquitectónica para escuchar a este genio natural y hacer el máximo posible con, lo menos posible contra.

El mensaje pedagógico del texto es poderoso: no interferir en la relación natural de los intercambios; observar, determinar y entender lo vivo; comprender los ecosistemas; respetar el jardín como lugar de indeterminación. Es, desde luego, un mensaje político -un jardín es un proyecto político- pero sin duda un mensaje optimista -el jardín es un lugar privilegiado del futuro, un territorio mental de la esperanza

David H. Falagán