2 nov 2021

Arquitectura(s) del desierto

 

Escenas en la América desértica 
Reyner Banham 
Puente editores, 2021

Para Banham visitar el desierto significa "disfrutar de algo en sacudidas reveladoras, y luego saborear dichas revelaciones durante largos y reflexivos tragos de visión, sonsacando sus secretos remotos". Este libro es todo un homenaje a la pasión observadora de quien sabe catar la intensidad del espacio que le rodea. 


Es habitual situar la figura de Reyner Banham (Norwich, 1922 - Londres, 1988) como aquel historiador y crítico británico que, formado en su ciudad natal en el ámbito ingenieril, pasó a estudiar arte en el Courtauld Institute de Londres -entrando en contacto con profesores de la talla de Anthony Blunt, Sigfried Giedion o Nikolaus Pevsner, a la postre mentor de su doctorado. La aproximación a los orígenes del diseño que pudo aprender de Pevsner, junto con su implicación en el Independent Group y el debate de las artes y la cultura de masas, dibujan un Banham crítico con el formalismo en la arquitectura y ávido de puendes de reflexión entre la tecnología, las artes y la sociedad. Así se hizo patente en su clásico Teoría y diseño en la primera era de la máquina (1960), pero también en los posteriores La arquitectura del entorno bien climatizado (1969) o Los Angeles: la arquitectura de las cuatro ecologías (1971), obras maduras que circulan entre el reconocimiento del valor termodinámico de la arquitectura y la fascinación por la escala ecológica de la intervención humana. Esa facinación lleva a Banham a mudarse a los Estados Unidos en 1976, lo que demuestra una trayectoria vital coherente con su evolución como crítico e historiador.

Fue pocos años después de trasladarse al continente americano cuando Banham publica este ensayo - prácticamente una descripción visual del desierto americano, frente al que se cuestiona personalmente en un relato entre poético y metafísico. Podemos identificar dos textos claramente influyentes en esta decisión. El primero sería Travels in Arabia Deserta (1888) de Charles M. Doughty, responsable del título de este libro, pero también de la construcción imaginaria del concepto de desierto que Banham contrasta en América. El segundo es The Desert: Further Studies in Natural Appearances (1903) de John van Dyke,  referencia explícita del modelo de observación geográfica y descripción cromática que Banham pone en práctica. El propio autor expone abiertamente en el texto estas conexiones, reconociendo otras influencias como las de la escritora Joan Didion, o de autores de ciencia ficción como Ray Bradbury o Frank Herbert -responsables entre otros del vínculo enigmático entre desiertos y futuros de ficción. Para el propio Banham, el desierto es un lugar para la fantasía y la imaginación, donde todo puede suceder.

La aproximación de Banham al desierto nace de su propia experiencia al cruzar el Mojave en el trayecto entre Los Angeles y Las Vegas. Es una experiencia de viajero en automóvil, lo que determina la percepción de la escala, de las distancias o de los tiempos del desierto. Y es importante a su vez para el propio relato, una inteligente combinación entre entre las narraciones de viajes, las road-movies, e incluso las psicogeografías de la propia deriva en la inmesidad de un paisaje que por momentos abruma al autor. En todo momento el desierto es descrito como un lugar fascinante y con derecho a ser protegido. En él reconoce la estructura natural del territorio, sus ocupantes vegetales y animales, sus oasis artificiales y los testimonios humanos. Las arquitecturas del desierto -ferrocarriles, asentamientos, observatorios-, o la presencia de arquitectos como Frank Lloyd Wright o Paolo Soleri son analizadas por Banham desde una mirada casi arqueológica, en busca de respuestas ante la presencia desconcertante de los humanos en un paisaje tan desbordante.

El Banham de la América desértica no deja de ser el mismo Banham despierto y observador que puso en crisis un relato de la modernidad y cuyo optimismo es capaz de dejarse cautivar por lo inexplorado.

David H. Falagán